De Ámsterdam a Wall Street: La Historia de los Fondos Mutuos y la Revolución de la Diversificación
El prospecto original de ‘Eendragt Maakt Magt’ - ’la unión hace la fuerza’ (1774), considerado el primer fondo mutuo moderno.Introducción:
Hoy, cualquier inversor puede acceder a una cartera global diversificada con solo un clic. Los fondos mutuos son el vehículo que democratizó el acceso a los mercados financieros. Pero esta idea no es nueva. Nació de un problema fundamental que, como gestores de riesgo, conocemos bien: el riesgo de concentración.
La historia de los fondos mutuos no es solo sobre finanzas; es la historia de cómo dominar el riesgo mediante la cooperación. ¿Cómo pasamos de apostar por un solo barco a construir portafolios globales?
El Origen Holandés: “Eendragt Maakt Magt” (la unión hace la fuerza) 💡
Tu intuición es correcta. Debemos viajar a los Países Bajos del siglo XVIII. En 1774, el comerciante holandés Adriaan van Ketwich tuvo una idea revolucionaria en respuesta a la alta volatilidad del comercio marítimo y las inversiones coloniales (como la Compañía Holandesa de las Indias Orientales).
Invertir en una sola expedición o compañía era extremadamente arriesgado: el barco podía hundirse o la cosecha fallar.
La Innovación: Van Ketwich creó un fideicomiso (trust) llamado “Eendragt Maakt Magt” (La Unión Hace la Fuerza). Este vehículo agrupaba el dinero de pequeños inversores y lo utilizaba para comprar una cartera de valores, principalmente bonos de gobiernos europeos, plantaciones en las colonias y préstamos.
El Concepto Clave: Por primera vez, un inversor modesto no ponía “todos los huevos en la misma cesta”. Estaba comprando una fracción de un portafolio diversificado. Si un bono entraba en default o un proyecto colonial fracasaba, el impacto en el fondo total era limitado.
Este fue el primer vehículo de inversión colectiva diseñado explícitamente para la diversificación del riesgo.
La Evolución Británica y el modelo “Cerrado” 🏦
La idea cruzó el Canal de la Mancha y evolucionó en el Reino Unido durante el siglo XIX. En 1868, se lanzó el Foreign & Colonial Government Trust en Londres. Su objetivo era “dar al inversor de medios modestos la misma ventaja que el capitalista rico, al distribuir la inversión sobre un número de acciones diferentes”.
Estos investment trusts británicos refinaron el modelo, pero operaban como fondos “cerrados” (close-end):
- Emitían un número fijo de participaciones (acciones) al inicio.
- Esas acciones luego se negociaban en la bolsa, como cualquier otra compañía.
- Su precio de mercado podía desviarse significativamente de su valor liquidativo (el valor real de los activos que poseía).
El salto a EE.UU. y el macimiento del fondo mutuo moderno (Open-End) 📈
El verdadero punto de inflexión ocurrió en Boston, en 1924, con la creación del Massachusetts Investors Trust. Este fondo introdujo el concepto de fondo “abierto” (open-end), que es el que domina hoy:
- Emisión Continua: El fondo crea nuevas participaciones (acciones) para cada nuevo inversor que llega.
- Reembolso a Demanda: El inversor puede vender sus participaciones de vuelta al fondo en cualquier momento.
- Valoración Clave: La transacción (compra o venta) se realiza siempre al Valor Liquidativo (NAV), calculado al cierre del día.
Este modelo “abierto” aseguraba que el precio del fondo siempre reflejara el valor real de sus inversiones subyacentes, eliminando las primas y descuentos de los fondos cerrados.
El Crash de 1929 puso a prueba la industria, pero también la consolidó. La Investment Company Act de 1940 en Estados Unidos estableció el marco regulatorio (transparencia, valoración diaria, gobierno corporativo) que generó la confianza necesaria para el crecimiento masivo de la industria en la segunda mitad del siglo XX.
Conclusión: El legado de la diversificación
La historia del fondo mutuo es la evolución de una solución elegante a un problema de riesgo fundamental.
Lo que comenzó con Adriaan van Ketwich intentando mitigar el riesgo de que un barco se hundiera en las Indias Orientales, se transformó en la piedra angular de la planificación financiera moderna.
Hoy, como profesionales cuantitativos y científicos de datos, llevamos ese principio mucho más lejos. Utilizamos modelos sofisticados (como el VaR o Expected Shortfall) y técnicas de Machine Learning para optimizar portafolios y gestionar riesgos complejos.
Sin embargo, el principio básico sigue siendo el mismo que en 1774: “Eendragt Maakt Magt”. La unión (de activos no correlacionados) sigue siendo nuestra mejor herramienta para generar fuerza (rentabilidad ajustada al riesgo).